Poemas tomados del libro:
El azul en la flama, ediciones ERA, 2002.
Rocío de la memoria
Rocío de ventanas despedazadas,
lustrosa lluvia navajera: ¿no sientes ahora
el minucioso, voraz, inexorable
asedio de los recuerdos, su frescura quemante?
Cual un pertinaz roce, la memoria te rodea
y te penetra; duele, fecunda. Sin ella,
nada serías; con ella a cuestas,
el proyecto que eres
avanza en medio de una incierta
habitación llena de espejos,
de espejismos, de imágenes
a medio fracturarse.
Caen desde lo alto de tu soledad,
en el frío de la mente,
los diminutos fragmentos
de tu vida pasada,cumplida inevitable.
Recuerdo borrado
En un flash de anterioridad y cancelación,
el recuerdo comenzó a borrarse: por las orillas
iba quemándose, red hundida en el tiempo,
pañuelo transparente con signos negros
impresos en el apretado labio
donde el revés y el derecho coinciden.
Es todo esto como un destello para engranar
el espacio y el tiempo, los oráculos
del olvido, los pálidos rituales de la memoria.
Iba quemándose directamente, iba apagándose
como una gota en el pavimento veraniego
de Nueva York, "como un puño
cuando se abre la mano", como la sed
en el borde del vaso generoso.
Desapareció y en el espejo curvo de la mente
quedó una huella de palpitación,
grano esplendente de energía
sobre el doblez de los minutos, sobre el anchoy rudo despliegue de los días.
Manchas fugaces
Se hilan manchas fugaces de tinta,
no se sabe si sumi o hermosas
escrituras tibetanas, pero
la negrura se destila,
llena la comba insigne de la simetría
y los iluminados nichos
de la página. Escritura o dibujo,
frase o figura, manchas
ahora, solamente, tersas o ásperas,
al filo tenue de la fresca blancura.
Mundos a medianoche
Taxis rayan el asfalto mojado
con zurdas luces, noche siniestra
por ningún motivo, pedacerías miopes
de objetos rengos, todo es una acumulación
de asuntos y contagios. Leve es la sombra
y pesa, sin embargo. Pero hay una frescura
en la almohada, una mano se posa
sobre un libro con ilustraciones medievales.
Allá afuera se complican no sé cuántos seres.
Allá, en edificios incomprensibles,
ocurren cosas egipcias de encierro y furia.
Pero aquí hay otras ciudades, un tiempo
de pliegues diferentes, un devenir restituido.
Taxis y camionetas siguen ávidamente
entrecruzándose sobre charcos y quebraduras.
Entrecruzados
Cae la sombra, leo, entre la palabra y el acto,
la fe se mete en un laberinto, la piedad
se entrecruza con la ira. Un hombre atraviesa la calle
y su destino se decide en un parpadeo del semáforo,
causalidades remolinean, la inmanencia chisporrotea,
las aritméticas del instante chocan con el clima cambiante.
¿Con qué pie nos hemos levantado de la cama?
Entrecruzados momentos, caedizos minutos
para cada proferimiento, cada conducta.
El tiempo se desdobla y se enreda.
Boquiabiertos, ojiabiertos, avanzamos
y retrocedemos a la vez. El Hic et Nunc es pura electricidad.
Duramos en la punta de un cortocircuito.
Entonces... ¿qué te pareció?
Comenta, sugiere, disiente... nos gustará mucho escuchar tu opinión.
Contacto