Texto de presentación en la inauguración de la muestra Potenciales Evocados que presenta la obra de Rocío Cerón La obra de Rocío Cerón es, más que poesía expandida, yo la llamaría una metapoesía, así como el metarrelato que, en el contexto del posmodernismo se entendía como "un esquema narrativo totalizador" donde el prefijo "meta", que significa más allá, induce a la idea de un relato sobre un relato; de igual forma, la metapoesía de Cerón nos lleva más allá de la poesía y nos hace transitar por territorios que desbordan el espacio de la palabra rompiendo las fronteras entre lo que se lee, lo que se mira y lo que se escucha. Su trabajo se parece a un arco iris psicodélico que nos deja, casi siempre medio atolondrados, compuesto de colores imaginarios que rompen con toda norma y crea auténticas sensaciones cromáticas a través de la combinación de la luz de la palabra, la tonalidad de la imagen y los colores de su voz. Cerón nos obliga a ejercitar todas nuestras habilidades de comprensión en un juego de permanente metalepsis, es decir, en un constante rompimiento de la lógica, donde aparecen personajes que desaparecen o con frases que empiezan y nunca terminan o se repiten y repiten, como si fueran un rezo o el canto de un mantra. Y es ahí donde encontramos esos potenciales evocados, como irrupciones que distorsionan el tiempo y el espacio, y trastornan toda la actividad eléctrica de nuestro cerebro. Sus textos son mucho más que el tránsito de una palabra a otra, es más bien, como ir de paseo en auto por una carretera con escenarios creados por un imaginario casi surrealista imposible de describir y casi tan imposible de ser interpretado. Francis Bacon (el pintor, no el filósofo) sostenía que en su trabajo no había que interpretar nada, sino simplemente contemplar, a la manera de Heidegger que proponía que la contemplación de una obra se basaba en el acto de "dejar que la obra sea obra". Asimismo, Bacon abogaba por un estado que llevara al espectador más cerca del sentir, que del pensar. El artista británico insistía en que sólo quiso construir imágenes y que con ellas no quería decir realmente nada, que no pretendió crear un arte trágico o dramático, y que lo último que él quería era que su obra fuese "interpretada". Esto mismo es lo que, personalmente, yo practico cada vez que leo y escucho a Rocío, entre sus historias y objetos cotidianos, se hacen presentes cuerpos, rostros y sombras que igual sudan, ríen o se llenan de naftalina. No hay lugar en sus páginas para la interpretación. Cerón desarticula con gracia los signos gráficos en sus representaciones visuales, auditivas y gestuales y los convierte en siluetas expresivas, evocando imaginarios que nos abren las puertas de la tonalidad del mundo. Las palabras se convierten en pequeñas piezas móviles que rompen con la convencionalidad de la unidad significativa, ya sean habladas, escritas o cantadas, como lo hizo Baldessari en sus acciones donde canta textos de Sol Lewitt a ritmos desentonados de canciones populares o bien, en sus obras hechas a partir de la repetición interminable de una frase, aludiendo aquellos viejos castigos escolares que les imponían a los niños malportados. Con ese mismo tinte de niña traviesa que está cometiendo una fechoría, Rocío lee con fervor, susurra, grita, recita, canta y hasta aúlla. Sus palabras resuenan en cada poro de su piel y nos las avienta a destajo para que participemos con ella en ese juego de insignificaciones significantes, que hoy, además, están acompañadas de sus imaginarios visuales sutiles e íntimos. Los potenciales evocados por Rocío Cerón son un experimento afortunado que rompen con toda linealidad del pensamiento y transgreden los límites de la resonancia de las palabras. Es una nueva dimensión poética que, refugiada en los ensueños, nos permite percibir la infinita y vivaz riqueza de las cosas del mundo. Rocío Cerón . (México, 1972). Poeta, ensayista y performer cuya obra dialoga con otros lenguajes artísticos en una apuesta de poesía, música, cuerpo e imagen creando piezas transmediales. Ha publicado Spectio (Tresnubes-UANL, 2019); Materia negra (Parentalia, 2018); Borealis (FCE, 2016); Diorama (UANL, 2012; Amargord, España, 2013; traducciones: Phoneme Media, Los Ángeles, 2014; Verlag Hans Schiler, Alemania, 2017) y Tiento (UANL, México, 2010; traducciones: Verlag Hans Schiler, Alemania, 2011; Aura Latina, Suecia, 2012), entre otros. Obra suya ha sido traducida a más de siete idiomas. Por su libro Diorama, en traducción de Anna Rosenwong, recibió el premio Best Translated Book Award 2015 en Estados Unidos. Acciones poéticas y poemas sonoros y visuales suyos se han presentado internacionalmente en los Institutos Cervantes de Berlín, Londres y Estocolmo, Centro Pompidou, París, Francia; Cabaret Voltaire, Tubinga, Alemania; Museo Karen Blixen, Copenhague, Dinamarca, Southbank Centre, Londres, Reino Unido, Museo de Arte Moderno, Ciudad de México, entre otros. Desde 2010 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Lee/escucha/ve su obra en: http://rocioceron.com Entonces... ¿qué te pareció?
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Celda del Claustro. Universidad del Claustro de Sor Juana.
Izazaga 92, Centro Histórico, CDMX
Permanecerá abierta hasta el 7 de marzo, de lunes a viernes de 10 AM a 5 PM y sábados de 11 AM a 2 PM.
Al combinar la palabra con fotografía, video, y sonido, Rocío proyecta los encadenamientos horizontales de los hilos poéticos, que tradicionalmente se leen sobre un eje lineal e implícitamente vertical, a formas geométricas fantásticas en las que coexisten múltiples modos de representación y expresión, aparentemente incompatibles.
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