Luis Correa-Díaz

si este poema tuviera que ser 
un videojuego para mandarlo
a algún concurso de aquellos
que se promueven por ahí,
tendría entonces que crear
una escena principal, cargar
ciertos elementos básicos
de diseño y organización,
-dada mi inexperiencia creo
que debería apenas optar 
por uno 2D para éste
(y tomar un curso de programa
ción online para saltar a los 3D)-,
especificar con detalle maestro
los comportamientos básicos
del protagonista, interfaces 
para comunicarle al usuario 
el estado en que se encuentra
el juego, códigos para establecer
interacciones, sonidos, colores
y analytics, producir un pequeño 
pitch del game en cuestión y
publicarlo y ver qué pasa, si
pasa la prueba entre quienes
algo saben de estas joyerías
digitales, atender el feedback 
de los amigos y hacer cambios
necesarios antes de mandarlo
a competir con otros miles...
... me he reservado esto 
para el final porque me alucina:
pero, sobre todo, hay que definir
un enemigo, esto es lo esencial,
sin tal no hay juego que valga
y el héroe [y/o heroína, o viceversa]
se vería como un triste huérfano
vagando en la soledad absurda
de un desierto para el que no
nació y toda nuestra especie
se le reiría en la cara, narratio
nula le pondrían en su epitafio
si no fuera xq la tumba estaría
vacía de un vacío escalofriante